Voy a tratar de contaros en unas líneas cómo nos lo hemos montado estos últimos dos años para combinar las vacaciones familiares con la formación en cultura inglesa de nuestros hijos.
La idea es sencilla: nos vamos allí e inscribimos a los chicos en campamentos de verano para angloparlantes y nosotros disfrutamos de siete horitas libres al día para hacer turismo de adultos. ¿A que no suena mal?
Una vez decidido el destino, lo contratamos todo a través de internet. Los vuelos en Ryanair, las habitaciones buscando en fuentes diversas. Basta googlear un rato para encontrar ofertas de todo tipo. Además de las clásicas habitaciones de hotel o apartamentos, disponéis de los omnipresentes B&B -Bed and Breakfast-, habitaciones alquiladas en un edificio compartido con los dueños, y de INNs, habitaciones sobre los pubs. Por sistema escribí mails a varios ofertantes, eligiendo la opción final con la guía del estilo de respuesta recibido. Casi podría llamársele intuición, pero la verdad es que ha dado buenos resultados.
Este año, por ejemplo, alquilamos un B&B en Londres por tres días. Esa habitación, muy sencilla, nos costó lo mismo que una semana de un amplio apartamento en Eastbourne, en la costa sur. Como el vuelo de vuelta depegaba temprano, la noche anterior también busqué un B&B a 4 kilómetros del aeropuerto, que resultó perfecto: chalecito con jardín y cama elástica para agotamiento definitivo de los niños. Saltaron durante horas con el hijo de los dueños, intercambiando bromas y empujones en el lenguaje de las risas, ese que todos los niños entienden.
Para que os hagáis una idea sobre el nivel de idioma del que partimos, nuestros chicos saben algo de inglés, su colegio es bilingüe, si bien sólo llevan tres años en él. Dos hace un año, cuando por primera vez acudieron a un summer camp. Aunque parece más prudente reservar el campamento de verano antes de salir, nuestra experiencia nos ha mostrado que allí hay muchos y muy variados, por lo que ahora mismo soy más partidario, si se puede, de llegar allí con unos días de antelación y buscarlo en vivo. Eso hicimos el año pasado en Dublín, y de hecho pudieron acudir a dos distintos. El primero fué el Wesley College, con un formato de campamento "clásico" -deportes, talleres de arte, piscina, juegos...- en horario de 9:30 a 4:30. El segundo lo disfrutaron en el National Print Museum, en formato de tardes. Dedicaron toda la semana a aprender diversas técnicas tipográficas, fabricar papel, decorarlo con flores y esencias... maravilloso y divertido, les encantó.
Ambos campamentos los encontramos mientras visitábamos museos o acudíamos a festivales los días previos. Es común en los museos irlandeses e ingleses la realización de actividades para niños -o adultos- cortas -1 o 2 horas de duración- y gratuitas varias veces a la semana. Sirva de ejemplo esta lista en el National Museum of Ireland.
Pero, si he de señalar un lugar ideal para recopilar ofertas de summer camps, esos son las bibliotecas públicas. En su sección para niños más que probablemente encontraréis uno o varios paneles cubiertos de información sobre campamentos y cursos de todo tipo, horario y coste.
Como este año íbamos justos de tiempo, reservé previamente. Tras buscar en directorios como Summerfun4kids o SummerCamps, finalmente optamos por Pied Piper por la razón fundamental de ofrecernos un colegio en la zona de costa que nos recomendó nuestra amiga Ana visitar. Escribí el obligado mensaje "somos españoles, los chicos no hablan fluidamente el inglés, aunque lo están estudiando ¿creen que esto puede suponer un problema?" al que hasta ahora siempre nos han contestado "Don`t worry!" Así que... no nos preocupamos.
Y la verdad es que ha ido muy bien. Este año dejamos incluso a la de 5 años, por primera vez. Al tercer día no había quien la sacara de allí. Se lo pasó pipa, como sus hermanos mayores. Y mientras, nosotros a disfrutar. Visitando el mágico pueblo pesquero de Rye, por ejemplo, y comiendo en The Mermaid Inn -la posada de la sirena- construida en 1156 y sede de reconocidos maleantes a lo largo de los siglos.
